11 may 2008

Educar es enseñar a vivir y a convivir. Toñi Sanz Robles

La compañera de primaria Toñi Sanz Robles nos plantea la siguiente reflexión en torno a la educación, la persona y la convivencia. Nos parece de mucho interés y por eso lo compartimos con vosotros.

"La sociedad actual ha propiciado la aparición de nuevas formas de actuación de l@s alumn@s en los centros educativos. Ante esto, deben plantearse nuevas alfabetizaciones o maneras de educar —más que de formar— y de difundir el conocimiento para que la convivencia entre individu@s y colectivos se rija por el respeto y la comprensión; y por la buena disposición de su estado emocional a la hora de enfrentarse a los distintos conocimientos que le ofrece la escuela.

La ignorancia desempeña un papel fundamental en el origen de los conflictos. Matsuura considera imprescindible «luchar contra la ignorancia» para «erradicar los conflictos».

Se apuesta por impulsar un nuevo concepto de enseñanza interdisciplinaria, que fomente la educación en valores y defienda la diversidad cultural.

«Se trata de un modelo que no se limite a la lectura y a la escritura, sino que favorezca nuevas formas de aprendizaje que integren el saber, los valores y las capacidades necesarias en la vida de cada persona y en la vida comunitaria».

Las propuestas pedagógicas que destacaba la UNESCO como aprendizajes básicos son un excelente marco de referencia para la educación: aprender a hacer, aprender a aprender, aprender a ser, aprender a convivir. Son principios que abogan en definitiva por un aprendizaje activo, continuo, integral y cooperativo . Maestr@ y alumn@ comparten la principal responsabilidad de la dirección y la mejora continua del proceso de enseñanza-aprendizaje.

En cualquier tipo de actuación parece haber amplio acuerdo acerca de la complejidad que encierra la convivencia escolar y la presencia de múltiples factores que contribuyen a explicar los principales problemas de convivencia.

Entre los factores que se han apuntado como responsables del deterioro de la ¡convivencia y de los resultados académicos se encuentran en un primer grupo los de carácter social ( exclusión o marginación , diferencias interculturales , etc.)y en otro grupo, los de carácter psicológico.


Más allá de unos y otros, hay también factores propiamente educativos que no pueden dejarse de lado, como son el tipo de enseñanza y de currículo que se propone, las metodologías utilizadas, los resultados académicos de l@s alumn@s, la organización de los propios centros, el tipo de relaciones y el nivel de participación que se establece, tanto entre l@s alumn@s entre sí como con sus maestr@s, y entre ést@s y las familias.


¿CÓMO ACTUAR?

La educación debe hacer emerger el potencial de cada persona, desarrollar una actitud ante la ciencia, la cultura, el arte, un talante ante la vida . Además de guiar y conducir, la formación abre caminos y ofrece alternativas, otorgando al alumn@ libertad para seleccionar y configurar su propio modo de pensar y de vivir. Puede ayudarle a concebir ideales y animarle a luchar por ellos.

Con frecuencia, la necesidad de transmitir gran cantidad de información y conocimientos resta posibilidades al docente para educar en un sentido más amplio. Para lograr el desarrollo personal integral del alumno, además de la formación estrictamente académica -científica, tecnológica, humanística, social, artística-, se deben abordar y potenciar diversas competencias: técnicas de trabajo intelectual, gestión del tiempo, comunicación, trabajo en equipo, habilidades sociales. Se trata de transmitir una formación integral.

El alumn@ debe ser consciente de la utilidad, la aplicación práctica y el nexo con lo real de aquellos contenidos que estudia. Lejos de ser un mer@ recept@r pasiv@ que se limita a escuchar, anotar, leer y memorizar, debe ser un miembr@ activ@ que reflexiona, valora y expresa; capaz de cuestionar y rebatir, de descubrir e inventar. El aprendizaje se convierte así en una experiencia apasionante. Las metodologías activas de aprendizaje emergen de la experiencia creativa del alumn@, otorgándole un papel más protagonista. No se trata sólo de encontrar respuestas, sino de tomar la iniciativa y plantear nuevas preguntas.

El conocimiento no es sólo acumular información del legado científico-cultural. A menudo, la ciencia necesita cuestionar e incluso desprenderse de ideas preconcebidas. La educación puede dar prioridad al conocimiento práctico y crítico sobre el teórico y dogmático. Y el aprendizaje constructivo, interactivo y significativo debe primar sobre el puramente memorístico. Los errores ayudan a construir nuevos aprendizajes. Y estos, a su vez, cobran verdadero significado cuando se relacionan con las experiencias y conocimientos previos, y se organizan siguiendo una lógica y dotándolos de sentido.

La enseñanza debe estar basada en el reconocimiento y el estímulo, no en la desaprobación o el castigo. Educar no es domar sino ayudar y despertar el deseo de saber, de explorar e investigar, de aprender por sí mismos y de continuar aprendiendo. Para ello es preciso utilizar con frecuencia recursos pedagógicos originales y creativos.

El alumn@ puede aprender a gestionar su propio aprendizaje, realizando un autodiagnóstico de sus capacidades y limitaciones, motivación, conocimientos previos, forma de aprender y técnicas de estudio. Debe analizar también qué factores y variables afectan a su aprendizaje. A partir de ese análisis, y en su caso con la adecuada orientación psicopedagógica, el alumn@ puede introducir mejoras que optimicen sus resultados.

El docente desempeña una importante función de mediad@r y catalizad@r del proceso de aprendizaje. Su apoyo y disponibilidad es una condición esencial para garantizar una formación cercana, personalizada y adaptada a las necesidades específicas del alumn@. Es preciso bajar del estrado y buscar el contacto directo con el alumn@ para poder contagiar ilusión y pasión por la asignatura, y asegurar la eficacia de la formación impartida.

La búsqueda de la excelencia en la labor docente parte de actitudes de apertura al cambio, flexibilidad, participación e innovación. La transmisión eficaz de conocimientos requiere de dos ingredientes fundamentales: claridad y entusiasmo. Para lograrlos y optimizar la labor pedagógica hay que posibilitar el desarrollo del docente como persona , aportándole, además de la necesaria formación complementaria, estrategias de prevención del estrés y de mejora de la motivación, el equilibrio personal y el autoconcepto.

Cada alumn@ lleva dentro de sí un potencial por desarrollar , y el docente debe desplegar toda su valía para ayudarle a descubrirlo y cultivarlo.

Es una labor apasionante y compleja que requiere ilusión, vocación de servicio, implicación personal y una actitud positiva y constructiva".

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